27.7.15

La máquina ilustrada y las nuevas pedagogías de la macana y la crueldad


Siempre estamos escribiendo a salto de mata, a vuelo de pájaro, dejando simples marcas porque hay que seguir andando cada día. Así este post, que emerge a partir de dos notas recientes de dos investigadoras de las realidades latinoamericanas, Rita Segato y Rossana Reguillo, que hablan de la pedagogía de la crueldad y de la pedagogía de la macana.


Dice Rita Segato:
El paradigma de explotación actual supone una variedad enorme de formas de desprotección de la vida humana, y esta modalidad de explotación depende de la disminución de la empatía entre personas que es el principio de la crueldad. De ahí hay sólo un paso a decir que el capital hoy depende de una pedagogía de la crueldad, de acostumbrarnos al espectáculo de la crueldad.

Algo hemos dicho de varias maneras cada vez más descaradas o descarnadas sobretodo a partir del 26 de septiembre de 2014, el crimen de Estado de Ayotzinapa, de que las acciones educativas de la institución escuela-universidad no son ya sólo las absurdas simulaciones, perdida de tiempo, tomadas de pelo de pedagogías obsoletas, sino verdaderas muecas de complicidad con el terror, y por consecuencia la educación se vuelve una resistencia o no es ya más educación... 

Nos aterra seguir viendo el cumplimiento de los programas, las clases una y otra vez, el ritual del aula, los exámenes, toda esa parafernalia de autoridades epistémicas vacías, y la inteligencia plegada sobre sí misma sin poder y sin querer mirarse.

Hay un desgarre esencial en el mundo.

Es inconmensurable el grado en el que las aulas universitarias enajenan, nos enajenan, de la acción política, aislando la enseñanza y el aprendizaje del llamamiento que nos hace el mundo. Las aulas son la mejor manera de contener el potencial del conocimiento; el asunto no es que la escuela mate la creatividad -la creatividad por sí misma se ha vuelto un fetiche más de la reforma-, el asunto es que la institución aniquila lo que la creatividad hace, aquí y ahora, en esta situación, por estos cuerpos, en estas voces. Esa creatividad de la que tanto se habla en abstracto y sus competencias del milenio son un modelo Occidental que naturaliza la operación clave del poder en la escuela, por medio de la cual el conocimiento es descontextualizado todos los días en los salones de clase.

Es natural (¡e ilustrado!) que las emociones sean censuradas en el saber, que el profe indique lo que se debe aprender, castigar el error como a la peste, es natural que los programas estén ya hechos sin consultar a nadie, que dentro de los muros de la universidad el afuera no se nombre, es natural que Marx sepa más que tu o que mi abuela, es natural que a nadie le importe genuinamente aprender, que aprender sea la virtualidad más fútil conocida.

La máquina ilustrada, la escuela, es un tecnología de subordinación (es patético reconocer que la sujeción a una formas groseras y empobrecidas de enseñanza-aprendizaje depende en gran medida del consentimiento). Esta idea no es nada novedosa, hay que jalar el análisis y la acción hacia localizar y disolver los efectos de la máquina en proyectos concretos emanados de comunidades de aprendizaje. Empezando por denunciar los sueños que produce la máquina ilustrada de una "esfera pública" del saber que se regularía por el diálogo racional: el blanqueamiento del universalismo gracias al cual el indio sería iluminado. 

Los planes y programas de estudio violentan las identidades colectivas e individuales al imponer una superioridad de saberes sobre los contextos e historias de los agentes educativos. Y esa violencia es operada cotidianamente por los agentes escolares. Solamente el sueño de la máquina ilustrada suplanta esta violencia por una perfomatividad que invisibiliza su producción, y hace parecer que la escuela esta aislada del mundo.

En realidad hay una articulación cada vez mayor entre la esfera de violencia de la sociedad y las formas cotidianas de la escolaridad, pues los rituales de la enseñanza-aprendizaje son significados a partir de esa esfera amplia y descarnada en la que vivimos, por sujetos que no pueden dejar sus determinantes históricas colgadas como abrigos a la entrada de la escuela.




Las imágenes de este post son detalles del Biombo de la Conquista de México y la muy noble y leal Ciudad de México (Anónimo, siglo XVIII) que se encuentra en la exposición permanente del museo Franz Meyer. Un dispositivo de tecnología didáctica barroca, que representa la narrativa dirigida desde la Metrópoli para defender una versión amable de la conquista-católica-monárquica frente a los ataques tempranos que más tarde los apologistas españoles llamarían "la leyenda negra". 

 


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...